Cómo funciona la biodecodificación




Cómo funciona la biodecodificación


Para solucionar cualquier problema, sanarnos, liberarnos y cambiar nuestro futuro, es indispensable tomar conciencia de nuestras emociones, de los acontecimientos y de nuestros pensamientos.
Cuando uno realmente se involucra en el proceso de aprender o ejercer la biodecodificación, es requisito indispensable alejarse de los patrones establecidos de creencias. Un biodecodificador debe pensar más allá y, además, contar con una apertura mental libre de prejuicios, tabúes y religión. La biodecodificación se basa fundamentalmente en energía y, dado que todos somos energía, estudia la manera en que dicha energía va traspasando generaciones y va, también, afectando nuestro entorno. Cambiamos nosotros, cambian nuestra vida, nuestra pareja, nuestra familia, nuestro lugar de trabajo, nuestros hijos; y así es como, poco a poco, cada célula de nuestro cuerpo va sanando o enfermando.
Y si todos somos energía, y si nuestro paso por esta vida es temporal, estamos determinados por ondas electromagnéticas, neuronas, cuántica y emociones, que no son más que “energía” pasando por nuestro cuerpo.
Muchas personas no logran comprender cuál es la relación entre el hecho de que una persona viva un episodio de ira y que, tiempo después, se le diagnostique cáncer de estómago. Pues bien, imaginemos que cada emoción provoca una cierta frecuencia y una cantidad de “electricidad” en el cuerpo. Ahora imaginemos que el cerebro es un centro de control, con botones que representarán a todos los órganos del cuerpo. E imaginemos que dichos botones necesitan electricidad para estar en “verde” todo el tiempo, y que pueden ponerse de color “rojo” si hay muchos altibajos emocionales. Bien, ahora en nuestra mente ya tenemos claro que el cerebro es un tablero con botones encendidos en color verde y a veces en rojo.
Volvamos al ejemplo de episodio de ira y el cáncer de estómago. Se trata de una mujer que vive todos los días con el botón de su estómago en verde; sube, baja, va, viene, y el botón de su estómago siempre está en verde. De pronto, llega a su vida una temporada en la que tiene tres trabajos, tiene problemas en la casa y no tiene tiempo para ella. Pero su familia la necesita: no puede fallar. Corre todo el tiempo, no duerme bien, no come bien… Su vida es un completo caos. Entonces, su botón del estómago se torna rojo: ¡alerta, soy vulnerable! Sin embargo, sigue funcionando.
Una noche llega a su casa, tardísimo como siempre, y su esposo está peleando en la cocina con los hijos. Todos gritan y dicen que es obligación de la mujer hacer la cena. Ella explota de ira, porque no puede creer que no la ayuden, que esas personas por las que lucha aún exijan más. Entre seis y ocho meses después, a la mujer le diagnostican cáncer de estómago.
El botón del estómago, ubicado en su cerebro, recibió tal cantidad de electricidad (emoción fuerte y negativa), que se quemó; ya no funciona, está apagado. El impacto emocional (electricidad) no se recibió en el estómago (por eso no importa lo que haya comido o bebido); la parte de su cuerpo que recibió el impacto emocional fue su cerebro, específicamente el botón que controla el estómago. Y el cerebro es mente, son recuerdos. Es por eso que la solución está en tomar conciencia. Porque el problema de estómago de esa mujer no se va a resolver con amor, quimioterapia o medicamentos. Su problema de estómago está en su cabeza, en sus ideas, en su comportamiento, en sus pensamientos, en sus miedos.
Ya tenemos claro que cualquier emoción negativa fuerte es capaz de provocar en nuestro cerebro un impacto emocional. Esa emoción puede quemar el botón específico de un órgano específico. Y he aquí, de paso, la explicación de por qué no existen las metástasis en los casos de cáncer: porque un impacto eléctrico (emoción) no puede, jamás, fundir dos focos a la vez, dañar dos focos a la vez. Una emoción = una descarga eléctrica = un órgano dañado. Por lo tanto, lo que los médicos llaman metástasis no se trata más que de emociones diferentes, de vivencias diferentes, dañando simultáneamente a dos órganos diferentes (o tres, o cuatro, o los que sean).
Ahora bien, ¿cuál es la magia de la toma de conciencia?. Resulta que, como para nuestro inconsciente no hay tiempo, toda vivencia emocional negativa que haya impactado esa zona específica del cerebro (botón), y que provoque que se presente una enfermedad en ese órgano específico, se estará viviendo, desde el día en que ocurre y hasta el día de hoy, como “reciente”. Y es esa la razón por la que es necesario tomar conciencia (pensar, recordar lo que ocurrió en nuestra vida).
Tomar conciencia, en biodecodificación, es sinónimo de: “Sentate e intentá recordar qué viviste y qué emociones emitiste (electricidad) para dañar ese botón que indicó el órgano que iba a enfermar”. Encontrar, localizar, recordar ese hecho emotivo que nos hizo enfermar es la clave para “superar” el impacto emocional, para asimilarlo, comprenderlo, soltarlo. Sí, aunque parezca imposible, es así de simple y así de fácil.
Encontrar el conflicto emocional en el hecho vivido es lo que sana. Expresar lo que realmente sentimos en dicho momento es lo que sana. Es lo único que logrará poner el botón en color verde nuevamente. Sanar, entonces, es así de sencillo o así de complicado, porque un gran número de personas comienzan con pretextos y excusas para no hacerlo. Y si no se sienten capaces de pensar o recordar, mucho menos lo serán de querer sanar. Es su inconsciente el que tiene el bloqueo; algo dentro de ellos les dice: “Permanecé enfermo, te conviene, mirá cómo te ponen atención, mira cómo te cuidan, seguí enfermo”.
De modo que la solución para cualquier síntoma o enfermedad está en sentarse a pensar, única y exclusivamente, qué emoción vivimos. Y no sólo debemos enfocarnos en los conflictos fuertes; debemos tomar en cuenta todo lo vivido recientemente, si nuestro síntoma es sencillo, o todo lo vivido desde hace ocho meses, si el síntoma es grave. ¿Y esto por qué? Porque habremos de pensar también en que podemos estar cargando un conflicto ya programado que, en nosotros, sólo espera un pequeño impacto emocional para detonarse (que enfermemos). Es por eso que la biodecodificación analiza tanto la vida presente como la vida de las generaciones anteriores, para localizar el conflicto emocional (electricidad) que originó el síntoma.
(Fuente: Akasha Sanación Integral)


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