Cuando la biodecodificación no funciona
Cuando la
biodecodificación no funciona
No siempre funciona la biodecodificación. Seguramente, todos
nosotros conocemos a personas que creen en fantasmas y a personas que no, a
personas que creen en extraterrestres y a personas que no. Pues bien, aún hoy
en día existen personas que no creen que la causa de las enfermedades son las
emociones. Y son personas normales, típicas, comunes, que conviven con nosotros
todos los días. Pueden ser nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos
o compañeros del trabajo. Estas personas, al igual que nosotros, se toman una
aspirina cuando sufren de un dolor de cabeza y van al dentista si les duele una
muela. Pero, ¿qué hay con aquellos que van a realizarse estudios médicos una o
dos veces por año porque eso es “lo recomendable”? ¿Y con aquellos que, como
rutina, van una vez por mes a visitar a su médico?
Culturalmente, estamos invadidos de comerciales de televisión que
promocionan medicamentos de libre venta, para que podamos sanarnos sin tener
que visitar al médico: medicamentos para los hongos en los pies, para la gripe,
para la tos, para la acidez, para las infecciones vaginales, para el acné, para
las hemorroides, para la gastritis, para el estrés, etc. ¿No será que los
medios están promoviendo que volteemos la cara y perdamos de vista la misión de
buscar las causas de nuestro síntoma?.
Decodificar significa cambiar, cambiar por completo lo que estamos
haciendo, lo que estamos pensando, lo que está ocurriendo en nuestras vidas,
para sanar (si es que realmente queremos sanar, claro). No hay pastillitas ni
polvos mágicos: se trata de un trabajo cien por ciento personal.
En muchas ocasiones, necesitamos tener una enfermedad grave para
actuar y cambiar. Muchas veces, es nuestro trabajo, nuestro jefe, nuestro
compañero, nuestra pareja, nuestra propia familia lo que nos está enfermando, y
sin embargo no actuamos, no nos vamos, no nos alejamos; preferimos continuar
haciendo lo mismo y de la misma forma, y eso de ninguna manera nos sana.
Hay casos en los que la solución está en hacer un duelo por algún
familiar del árbol, porque se descubre que el conflicto es transgeneracional.
Pero en un gran número de enfermedades, la causa está en nuestra forma de vida,
nuestro carácter, nuestra rutina, nuestras creencias y nuestras actitudes. Y si
uno no está dispuesto a soltar, a alejarse, a dejar, a cambiar, no se sana
nunca.
Veámoslo con un ejemplo:
Una consultante ya sabe que la causa de su enfermedad es vivir con
su pareja, pero no logra solucionar el problema. Ya trabajó con su árbol, ya
hizo sus cartas, ya finalizó las cuarentenas, y ella sigue igual. La
biodecodificadora se dirige a ella con una metáfora: “Tus manos se están
quemando. Venís y me decís que te estás quemando, que te duele, pero que no ves
lo que es, que no sabés qué hacer. Yo analizo tu caso y descubro que traés un
carbón ardiendo en las manos. Y te lo digo: traés un carbón ardiendo en las
manos. ¿Y todavía me preguntás lo que debés hacer?. Bien, te respondo: soltalo.
Así de simple”.
Pero no todos lo hacen. Existen los que simplemente dicen: “No
puedo”. Y contra eso no hay nada, absolutamente nada qué hacer.
extraido de modulo de psicoanalisis
decodificativo.
(Fuente: Elizabeth Romer Sánchez y Edgar Romero Franco)
Comentarios
Publicar un comentario